Paralelamente al desarrollo de la música que se hacía en la iglesia, se desarrolló otra, que se hacía fuera de
ella, llamada profana, más enfocada en los sentimientos y menos en
la fe; en ella se utilizaban otros idiomas como el castellano, el italiano o el
francés…los temas también eran distintos y muy variados: las cruzadas, las hazañas épicas aunque de todos el más importante fue
el Amor.
En este momento se escribieron las primeras obras literarias
en lenguas romances…como las historias
de los Nibelungos en alemán, las
del héroe francés Roldán o
el héroe castellano El Cid Campeador. Todas entre los siglos XI y XII.
Como el tocar y el cantar se considerada propio de
servidores, los trovadores, que eran casi siempre nobles, dejaban que fueran
sus criados los que interpretaran sus obras…a éstos sirvientes-músicos, se les
conoce como “juglares” y aunque algunos vivían en los castillos y en las
cortes, la mayoría llevaba una vida nómada, cantando de pueblo en pueblo. Acompañaban sus cantos con
todo tipo de instrumentos musicales. Algunos eran heredados del Antiguo Egipto, Grecia o Roma, otros eran nuevos; los usaban o bien para
acompañar la melodía o bien para marcar el ritmo…sobre todo en piezas destinadas
a la danza.
Por supuesto, la música también cambió…quizá el Motete es
el género que mejor muestra este acercamiento entre lo profano y lo religioso… el Motete es una obra a varias
voces que aunque nació en la iglesia, permitía experimentar cosas nuevas, por
ejemplo mezclar voces e instrumentos, varios idiomas, temas de fe con otros de
amor…
Pero quizá lo más nuevo en la música se produjo en el campo
de las notas y las medidas…un obispo francés llamado Phillipe de Vitry escribió
un tratado en el que hablaba de tantas cosas nuevas que precisamente su título
sirvió para dar nombre a esta época…Ars Nova.
La música que empezó a compones entonces era cada vez más
complicada, más expresiva. Podemos destacar por ejemplo el HOQUETUS, una manera de alternar sonidos
y silencios muy breves, que produce una impresión como de “cantores con hipo”.
También los arquitectos jugaron muchas veces a crear ese curioso efecto de lleno y vacío con la piedra.
Llama la atención que estas novedades no se dieron sólo en la
música religiosa sino también en la profana, que en aquel momento era considerada tan culta
e importante como la primera. Esto es lo que ocurrió sobre todo con las (Chansons,
canciones en francés) en sus tres variantes: Rondó, Balada y Virelai creadas por los trovadores pero
ahora mucho más complicadas y expresivas.
Una manera de componer muy original y de gran importancia en este momento fue el Canon: en él unas voces se persiguen unas a otras, como hace el
cazador tras su presa o los enamorados. Como veis, una primera voz inicia un canto y las demás van
haciendo el mismo canto entrando una después de otra.
Nuestro relato por la música profana de la Edad Media termina en Italia…allí la música también desarrolló un estilo muy nuevo y rico conocido como “dolce stil nuovo”, en él, los textos son muy importantes ya que se toman de grandes poetas como Dante, Petrarca y Bocaccio. Los compositores crearon un estilo muy melódico que permitiera entender estos hermosos poemas y para ello era frecuente que las voces graves las interpretaran instrumentos.
El género más importante en Italia fue el madrigal: de temática amorosa o pastoril se dividía en varias estrofas y terminaba con un breve estribillo.
¿Os ha gustado la música profana de la Edad Media? La verdad es que es bastante peculiar, pero nos da una idea de cómo debía "sonar" la vida fuera de las iglesias. Si queréis saber cómo sonaba el siguiente período, no dejéis de visitar nuestro blog.
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