2/16/2016

La música sacra en la Edad Media

En cuanto a la música, cada clase social tenía la suya propia: los nobles y reyes cantaban al amor y a la guerra, el pueblo normalmente utilizaba la música para bailar y divertirse; los monjes… para orar.

Dios era muy importante, tanto que estaba presente en todo A Él se llegaba a través de la oración. San Agustín decía: “El que canta, ora dos veces”, y los que más oraban eran los monjes, que vivían en los monasterios. Cada día se juntaban varias veces para orar y cantar, a esto se le llamaba “oficio divino o el canto de las horas” ya que les servía para ordenar la jornada- Por ejemplo, cantaban maitines por la mañana y las completas al completarse la jornada e ir a descansar.


Los cantos de los monjes se llamaban canto llano. Eran melodías muy sencillas, en latín, a una sola voz y en ellas se adaptaba el ritmo de la música a las palabras. En un principio los cantos no se escribían, por eso, un Papa, llamado San Gregorio, creó una escuela de cantores, la “Schola Cantorum”. En ella los monjes aprendían de memoria las melodías y después, ellos mismos, las enseñaban a otros.


Como los cantos se fueron complicando cada vez más tuvieron que inventar una manera de escribirlos. Así nacieron las notas…y como los únicos que sabían leer y escribir en aquella época eran los monjes, ellos mismos copiaban a mano las partituras que hoy se conservan.


La primera manera de escribir la música fue a través de signos colocados encima del texto que se cantaba. Estos signos, llamados neumas, indicaban si el sonido ascendía o descendía.


Como este sistema era un poco impreciso porque no se indicaban las alturas concretas de los sonidos, en algunos monasterios empezaron a añadir líneas sobre las que se podían colocar los neumas. Cada línea representaba una altura y esto servía de guía a los cantores para saber qué nota indicaban los neumas.


Luego esta manera de escribir la música evolucionó hasta llegar a la notación cuadrada…este nombre se debe a que se escribía con una pluma de ganso que tenían la punta gruesa y cortada con forma cuadrada.


En torno al año 900 ya se encuentran documentos que indican la existencia de prácticas polifónicas. La intención era convertir las sencillas melodías gregorianas en algo más grandioso y rico.

Al principio añadían una voz por debajo del canto llano que se movía de forma paralela. Cuando el canto llano ascendía la nueva voz también, cuando el canto llano descendía, la nueva voz también… La voz más aguda simbolizaba la autoridad del señor feudal o de Dios sobre la voz más grave que reflejaba al pueblo. A esto se llamó organum paralelo.



En el año 1000 algunas cosas empezaron a cambiar porque mucha gente marchó a otros lugares…algunos iban a luchar en las Cruzadas, otros a rezar en las Peregrinaciones, y estos cambios también se reflejaron en la manera de hacer polifonía. El canto gregoriano, que normalmente había sido la voz más aguda, pasó a ser la voz grave y sobre ella se colocó otra voz nueva, que podía moverse de dos maneras: una más sobria (dos notas contra una, o tres contra dos), que es lo que se llama discanto;


y otra más ornamentada (muchas notas contra una), que es lo que se denomina organum melismático o florido. 



Unos cien años más tarde, en la abadía benedictina de San Marcial de Limoges (Francia) los monjes músicos empezaron a poner por escrito esos nuevos procedimientos musicales.

Lo más interesante del discanto y del organum melismático es que con ellos nace la figura del compositor. Os preguntaréis. ¿y qué pasa con lo anterior? Pues que las demás formas polifónicas implicaban la improvisación de los intérpretes.

Este tipo de música polifónica tan innovadora estaba destinada a los nuevos espacios arquitectónicos: las grandes catedrales góticas.

Una de las más importante fue la de Nôtre Dame de París. Mientras se iba construyendo se creó una Escuela de compositores que crearon obras polifónicas todavía más complicadas, como ésta que se estrenó en la noche de Navidad


Como cantar a tres voces tiene su dificultad buscaron una manera de ayudarse a través del ritmo… usaron lo que se conoce como “modos rítmicos” que son pequeños células con sonidos más largos y más breves, y que ya se habían utilizado en la poesía en latín. Gracias a todos estos avances se desarrollaron formas nuevas como la cláusula, el motete y el conductus.  



Por supuesto, la música también cambió…quizá el Motete es el género que mejor muestra este acercamiento entre lo profano y lo religioso… el Motete es una obra a varias voces que aunque nació en la iglesia, permitía experimentar cosas nuevas, por ejemplo mezclar voces e instrumentos, varios idiomas, temas de fe con otros de amor…


Pero quizá lo más nuevo en la música se produjo en el campo de las notas y las medidas…Un obispo francés llamado Phillipe de Vitry escribió un tratado en el que hablaba de tantas cosas nuevas que precisamente su título sirvió para dar nombre a esta época…Ars Nova.

La música que empezó a componerse entonces era cada vez más complicada, más expresiva. Podemos destacar por ejemplo el HOQUETUS, una manera de alternar sonidos y silencios muy breves, que produce una impresión como de “cantores con hipo”. 


También los arquitectos jugaron muchas veces a crear ese curioso efecto de lleno y vacío con la piedra. 



La música sacra fue muy importante en la Edad Media, debido al poder de la Iglesia y a que Dios ocupaba un lugar principal en la vida de la gente de entonces. Cuando acabó este período este tipo de música siguió evolucionando. Si queréis saber más, no dejéis de visitar este blog.

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