2/02/2016

Las artes en la Edad Media

Los edificios más importantes en la Edad Media eran los castillos, que solían construirse en zonas altas y simbolizaban el poder de reyes y nobles:


Y las iglesias y los monasterios que representaban el poder del clero. Sin embargo, mientras que a las iglesias podía acceder cualquier persona, los monasterios eran un espacio privado para los monjes.




Todos estos edificios estaban construidos con piedra. Se levantaban sobre gruesos muros para soportar las pesadas bóvedas de cañón. Estos muros se reforzaban con contrafuertes en el exterior y las ventanas y las puertas se cubrían con arcos de medio punto, creando así un ambiente de penumbra que invitaba al recogimiento.


Las iglesias tenían forma de cruz y en ellas trabajaban los artistas más importantes de la época.


Su grandioso aspecto quería dar una imagen de autoridad y eternidad. A este estilo arquitectónico se le conoce hoy como Románico, porque sigue las técnicas que habían utilizado los antiguos romanos. Dentro de las iglesias había pinturas y esculturas que servían para enseñar a la gente el poder de Dios, lo que estaba bien y lo que estaba mal. Para hacerlas no copiaban las cosas tal y como las veían en la Naturaleza…ellos querían que el mensaje fuera sencillo y rápido de entender, por eso, con un símbolo ya era suficiente.


Los antiguos monasterios y castillos pesados, oscuros y decorados con imágenes esquemáticas habían sido el reflejo perfecto de la sociedad anterior, pero al llegar al siglo XIII, las recién creadas ciudades necesitaron reflejar sus logros y su poder de otra forma. Lo hicieron a través de las catedrales. Éstas desafiaban la gravedad, logrando alturas inimaginables. Sustituyeron las oscuras paredes del estilo románico por ventanales de colores (vidrieras) y lo hicieron gracias a la principal creación arquitectónica de ese momento: la bóveda de crucería.


Las catedrales góticas se convirtieron en importantes centros, no sólo de culto, sino también de creación musical (Escuela de Nôtre Dame).  

Los antiguos monasterios románicos, horizontales y decorados con imágenes muy esquemáticas eran un lugar perfecto para la sociedad anterior…del mismo modo que lo eran sus pesados castillos…pero ahora las recién nacidas ciudades reflejan su poder a través de las catedrales.

Estas buscarán más altura, más luz, más color, más desequilibrio, más complejidad. Gracias al uso de las bóvedas de crucería, todo podía estar perfectamente encajado y permitir que estos altísimos edificios permanezcan en pie.  

En éste ambiente de crisis y de cambios, lo profano comienza a competir con lo sagrado, e incluso a veces a dominar…lo vemos en muchos campos del arte. Las imágenes comienzan a tener como modelo la naturaleza, con un naturalismo sencillo, a veces ingenuo. Los personajes dejarán ser  inmóviles como en el románico para tener mayor movimiento y expresión…una expresión “más humana”.

Las pinturas serán muy minuciosas, intentando imitar a las vidrieras de las catedrales  con colores intensos y llenos de luz.



Pero estos cambios no habían hecho más que comenzar, presagiando una nueva etapa revolucionaria en la que se inicia la modernidad. Si queréis seguir la historia, no dejéis de visitar este blog.

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