12/07/2016

La música española en el Renacimiento

El Renacimiento tiene en España algunas características que lo diferencian del resto de Europa. Tras el matrimonio de los Reyes Católicos comienza a formarse lo que terminó siendo un Imperio. Después Carlos I y Felipe II buscarán la hegemonía de todos los territorios con grandes costes sociales que llevarán a una profunda crisis económica en el s.XVII.

En lo religioso la corona española se convirtió en la defensora de la fe católica y los ideales de la Contrarreforma.

REYES CATÓLICOS
La música de este período tiene muchas influencias debido a la riqueza y diversidad cultural de nuestro país: árabe, judía, franco-flamenca, italiana, etc. La Capilla Real, integrada por un coro, un maestro de capilla y un conjunto de instrumentistas, era la encargada de la vida musical en la Corte.

A diferencia de los compositores franco-flamencos (del norte de Europa),  nuestro estilo es más sencillo en cuanto a la relación de las voces –textura homofónica-  y más claro en el entendimiento del texto. La influencia de lo popular es notable, dejando huella sobre todo en la riqueza de los ritmos.


Las fuentes documentales de esta época no son los Códices como en el Medievo sino los Cancioneros: colecciones de canciones polifónicas encargadas por algún aristócrata. Los más importantes de este período son el Cancionero de Palacio, con más de 500 piezas, y el de la Colombina, con un centenar de canciones y propiedad de Hernando Colón, hijo del descubridor.

Los géneros musicales principales en la época de los Reyes Católicos fueron el Villancico y el Romance.
El primero consistía en una pieza polifónica de carácter profano, en lengua castellana y temática variada (amorosa, religiosa, satírica, etc), alternaba estribillo y estrofas (o coplas) de diferentes maneras, y a veces también solista y coro.


El Romance es muy parecido musicalmente al Villancico, sencillo en la melodía y homofónico en la relación entre las voces. Presenta un número ilimitado de estrofas siempre con la misma música. La temática suele inspirarse en acontecimientos de tipo histórico (la muerte del heredero del trono, la reconquista de Granada, etc). El compositor de polifonía profana más importante fue Juan del Enzina, que también era poeta y autor teatral. Estuvo gran parte de su vida al servicio del Duque de Alba.



La música religiosa jugó un papel importante en las actividades de la Corte, no podemos olvidar que a los reyes se les conoce como “católicos”. Francisco de Peñalosa, Juan de Anchieta y Pedro de Escobar, fueron los compositores más destacados. Sus Misas y Motetes combinan el estilo hispano, más sobrio y melódico con los procedimientos contrapuntísticos francoflamencos. En ellos se inspirarán músicos posteriores como Francisco Guerrero o Cristóbal de Morales.  



CARLOS V


El Emperador Carlos, recibió una sólida formación musical y heredó la Capilla flamenco-borgoña de Bruselas, que trajo consigo a España cuando vino para proclamarse rey en 1517. Dirigidos por Nicolás Gombert, se especializaron en el repertorio y la creación y ejecución de la música vocal polifónica. En cambio, para la música instrumental creó otra capilla de ministriles españoles, que fueron considerados como el zenit de la música instrumental de su época; destacaron en el extranjero. Se trata sin duda del SIGLO DE ORO DE LA MÚSICA ESPAÑOLA.

Los músicos de cámara podían ser ministriles altos y bajos:
Ministriles bajos. Eran considerados los mejores, contando con músicos de tecla, arpa, laúd, orlos, flautas y vihuelas para los actos privados del Palacio.
Ministriles altos: Atabaleros y trompeteros, chirimías, bombardas, cornetas o sacabuches para las actuaciones al aire libre.


Músicos que trabajaron para la Corte de Carlos V fueron, en el caso de los españoles, los compositores Juan García Basurto, Melchor Cazer, Pedro de Pastrana y Bartolomé Escobedo; en el caso de los flamencosdestacamos a Pierre de la Rue, Pipelare, Pierre de Manchicourt, Hellick Lupus, Nicolás Gombert, Thomas Crecquillon, Richafort, Floriquin, Agricola, J. Mouton, Picart y Clemens non Papa.

Con su matrimonio con Isabel de Portugal se llegó a construir una nueva capilla musical formada por cantores y ministriles portugueses y españoles, que fue asimilada con la ya existente en la Corte de Madrid. Antonio de Cabezón, Mateo Fernández, el clavicordista Francisco Santiago Pérez, el afinador Aloi, los catores Lope de Armento, Martín López, Antón, Zorita, Arellano y Espinosa y los compositores José Bernal y Jorge de Montemayor.

Algunas composiciones musicales de la Corte de Carlos V se han hecho universalmente famosas; las recopilaciones más importantes se encuentran en el Cantoral Carlos I de la Biblioteca Nacional de Madrid de Juan Escobedo y los códices de la Capilla Sixtina. La “Canción del Emperador Mille Regretz” de Josquin, se popularizó tanto que fue utilizada como modelo compositivo durante décadas. Otras dos composiciones que se hicieron famosas fueron el motete “O Felix etas” a 6 voces, que el Rey encargó a Cristóbal de Morales en 1538 para celebrar en Niza la tregua con Francisco I; y la Cantata “Qui colis Ausoniam”, compuesta en 1529 por Nicolás Gombert, a instancias del Rey para celebrar la Paz firnada con el Papa Clemente VII, después del saqueo de Roma.


FELIPE II

En el año 1557 Carlos V cedió el trono a su hijo que gobernó con el nombre de Felipe II. Heredó de su padre la sensibilidad musical además de una importante capilla de músicos al servicio de la Corte. Creció en la época que los grandes vihuelistas (Pisador, Mylan, Narváez, Mudarra, Valderrábano, Fuenllana y Daza) publicaban sus libros de cifra (“El Maestro”, “Los seys libros del delphin” ) que son el equivalente a los libros de música para laúd de los ingleses (Dowland, Byrd).

Ya con siete años contaba con propia capilla de músicos, teniendo a su servicio a un maestro de danza y a dos tañedores de tecla, Francisco de Soto y un joven burgalés, ciego, llamado Antonio de Cabezón. Este pronto se convirtió en el gran lujo musical de su corte, acompañando al rey en sus viajes por Europa y recibiendo un trato, tanto económico como personal,  muy especial.

Los Maestros de Capilla con Felipe II fueron normalmente flamencos, no tanto por no apreciar a los músicos españoles como por continuar el protagonismo que su padre Carlos había otorgado a los músicos del norte, además de por poseer estos una especie de garantía de marca en toda Europa.


El monarca no era muy aficionado al canto, parece que tanteó algo la vihuela, aunque sin mucha destreza y se interesó siempre por la danza, afición heredada de su padre. Cuando enfermó de gota le gustaba colocarse en el trono de manera que pudiera ver los movimientos de los pies de los bailarines. Su música preferida era sin duda la religiosa, el canto llano y la polifonía litúrgica le fascinaban hasta tal punto que en una ocasión entró secretamente en la Capilla para ojear un libro litúrgico recién llegado a la capilla. 



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