12/07/2016

La música sacra en el Renacimiento

En este periodo, la música sacra continúa teniendo gran importancia a pesar del incipiente desarrollo de la música instrumental. Al igual que importantes burgueses y comerciantes favorecieron el arte profano, la jerarquía de la Iglesia (el Papa, Cardenales) apoyaron la creación de música para la Iglesia.

El canto gregoriano, que durante toda la Edad Media había servido como soporte a la polifonía (cantus firmus), continuó haciéndolo si bien con pequeñas transformaciones que lo acercaban a la nueva realidad, al nuevo estilo...al Hombre; incluso, se tomaron nuevos cantos, profanos, que hablaban del hombre y de sus hazañas, como sustitutos de aquellos cantos gregorianos (procedimiento parodia).

El pensamiento Humanista impulsó incluso que los propios clérigos cuestionaran a la  cabeza de la Iglesia; esto desembocó en lo que se conoce como “Reforma”. El monje agustino Martín Lutero, denunció en las conocidas como “95 Tesis de Wittemberg” aspectos que consideraba inaceptables. Europa se dividió en dos bandos: los protestantes, seguidores de Lutero, y los católicos, seguidores del Papa de Roma.


En la música, tuvo su efecto. Los protestantes defendían que los fieles debían entender lo que se cantaba, y apostaban por el uso de la lengua alemana y la sencillez melódica y rítmica del canto que se utilizaba en la liturgia. Se creó así el Coral. El propio Lutero, compuso una serie de ellos, que servirían de modelo para hacer más. El gran Johann Sebastian Bach se inspiraría en ellos.

Lo católicos contestaron convocando un concilio (Concilio de Trento) en el que se decidió que la música de la Iglesia debía de seguir siendo en latín, y no olvidar el canto gregoriano. A esta respuesta de la Iglesia la conocemos como Contrarreforma.

Al igual que ocurre en las construcciones arquitectónicas, más sencillas, más equilibradas y más fáciles de comprender, en la música polifónica se ordenan los espacios los espacios parcelando las voces de maneras diferentes, en grupos de dos voces (bicinium), de tres (tricinium) y de cuatro (quadricinium), creando así un variado y acogedor discurso musical que conseguirá dar un efecto de profundidad, de diferentes volúmenes.


Del mismo modo que los arquitectos del Renacimiento llenaron sus construcciones con elementos de la antigua Roma (capiteles, arcos de medio punto, cornisas, frontones…) convencidos de que en ellos se encontraba parte del secreto de la Belleza clásica, los músicos también incorporaron diferentes diseños melódicos para coronar las frases, cláusulas cadenciales, y que recuerdan los finales de las melodías gregorianas.


Los géneros más importantes de la música religiosa serán el motete (distinto al motete medieval, más claro en cuanto al texto, que es el mismo en todas las voces) y la misa (género musical resultado de la unión  de los diferentes elementos de la liturgia).

Dentro de la música polifónica católica, brillan tres astros de primera magnitud: el italiano Giovannni Pierluigi da Palestrina, el flamenco Orlando di Lasso, que cultivó lo profano y lo religioso, y el español Tomás Luis de Victoria, que se entrega  a lo religioso  como lo hicieron los escritores místicos castellanos, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús


y que a su vez, fueron contemporáneos de otros artistas eminentes como Shakespeare y Cervantes.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bien resumido. A partir de esta base se pueden ampliar los conocimientos.